
El Barça Basket, en pleno arranque de Euroliga con un 1-1 que ilusiona, enfrenta un fantasma que regresa para complicar su presente: una demanda por 1,6 millones de euros de un jugador francés, rechazada por presión social hace nueve meses. ¿Es este reclamo el principio de una batalla judicial que distraiga al equipo? ¿Cómo afecta a un vestuario que ya lidia con el día a día? En un momento donde cada detalle cuenta, este litigio revive heridas y pone en jaque la estabilidad del club.
Thomas Heurtel y Barça Basket
El Barça Basket, que inició la Euroliga con una victoria ante Panathinaikos y una derrota ante Hapoel Tel-Aviv, ahora navega un conflicto extradeportivo que amenaza su concentración. El base francés Thomas Heurtel, que en 2024-25 jugó en Leyma Coruña tras el fiasco, reclama 1,6 millones de euros por daños y perjuicios. El jugador argumenta que rechazó ofertas, como una del ASVEL, para volver al Palau Blaugrana, donde ya había estado entre 2020 y 2022. Todo parecía acordado: llegó a Barcelona con su familia, listo para firmar, pero el club dio marcha atrás ante el rechazo masivo de los aficionados, que recordaban su salida polémica en 2022.
Aquella partida fue caótica: Heurtel, entonces, abandonó el club en el aeropuerto de Estambul tras filtrarse que negociaba con el Real Madrid, terminando en el eterno rival. La afición culé nunca lo perdonó, y en junio de 2025, cuando se anunció su regreso, estalló la rebelión en redes y medios. El Barça, presionado, cortó negociaciones, dejando al jugador con mudanzas hechas y ofertas perdidas. “Siento que se han reído de mí”, dijo Heurtel en una rueda de prensa en Coruña, destacando el impacto familiar. El club sostiene que no hubo documento firmado, pero el caso ya está en manos judiciales, con vistas a resolverse en meses.
Heurtel, que en su etapa culé tuvo encuentros importantes en Euroliga, representa un capítulo de traición para muchos, pero su demanda resalta la fragilidad de las negociaciones en un club donde la afición manda. Con el equipo enfocado en figurar en Euroliga, esta sombra legal podría distraer. El presidente Joan Laporta, conocido por defender el club en tribunales, podría intervenir, pero por ahora, el foco está en la cancha.
La herida abierta: El legado de Heurtel en el Barça
Heurtel llegó al Barça en 2020 como salvavidas en el backcourt, aportando visión y liderazgo en una Euroliga complicada por la pandemia. Su salida, tras el incidente en Estambul, donde el club lo dejó varado al filtrarse negociaciones con el Real Madrid, dejó un sabor amargo. El jugador, que terminó en Madrid, avivó el resentimiento culé. Su regreso frustrado, revivió todo: fans inundaron redes con “no queremos traidores”, y el club, sensible a la afición, dio paso atrás.
Esta demanda no es venganza; es compensación por perjuicios reales. Heurtel rechazó al ASVEL, donde ahora juega, mudó a su familia y perdió ingresos. “Esta vez es peor, estaba con mis niños y mi mujer”, confesó en Coruña, humanizando el conflicto. El Barça, que busca reivindicarse en la Euroliga, prioriza estabilidad, pero este caso podría escalar a arbitraje, demorando resolución hasta 2026. Para un equipo que ya lidia con la presión de algunas bajas importantes, distraerse con juicios es un lujo que no se puede permitir.
El impacto va más allá del dinero: erosiona la confianza en la gestión. Laporta, que ha enfrentado demandas por fichajes pasados, defiende que “no hubo acuerdo formal”, pero el jugador sostiene lo contrario con correos y testigos. En un Barça Basket que aspira a Final Four, esta polémica recuerda que el pasado siempre regresa. Heurtel, ahora en ASVEL, obliga al club a reflexionar sobre la lealtad y presión social.