
El Real Madrid, eterno aspirante al trono de la Euroliga, tropezó en su estreno de la temporada 2025-26 ante Virtus Bologna por 74-68, un resultado que ha sacudido las expectativas de los blancos. Tras su revés en la Supercopa Endesa, esta derrota revela grietas en un proyecto renovado bajo Sergio Scariolo. ¿Qué falló en el PalaDozza? ¿Es este un bache temporal o el inicio de un problema mayor? Descubre las lecciones que podrían definir el camino del Real Madrid en la Euroliga.
El desastre desde el perímetro: El triple que condenó al Real Madrid
El Real Madrid comenzó la Euroliga con un 3/23 en triples, un porcentaje catastrófico que lastró sus opciones desde el primer minuto. Mario Hezonja, máximo anotador madridista con 14 puntos, simbolizó el mal día con un 0/7 desde el arco, un detalle que resalta la dependencia del equipo en el tiro exterior para abrir la cancha. Esta ineficacia, combinada con una segunda mitad donde Virtus Bologna aceleró con carreras lideradas por Luca Vildoza, permitió a los italianos remontar un 7-15 inicial hasta un 34-27 al descanso.
Sergio Scariolo, en su debut oficial en la Euroliga con Madrid, reconoció la falta de puntería como el factor decisivo. Los blancos, que habían mostrado solidez en la Supercopa pese a la derrota final ante Valencia, no pudieron replicar esa precisión. Jugadores como Trey Lyles y David Kramer, nuevos fichajes, pasaron desapercibidos, con Lyles limitado a cuatro puntos y Kramer enfocado en defensa sin impacto ofensivo. Esta dependencia del perímetro, un mal crónico en los primeros juegos oficiales (17/69 en triples entre Supercopa y este duelo), obliga a Scariolo a replantear rotaciones para equilibrar el ataque.
La resiliencia madridista mantuvo el partido vivo hasta el final, con Facundo Campazzo forzando faltas y Sergio Llull contribuyendo con cinco puntos clave. Sin embargo, el primer acierto desde el triple llegó al minuto 28 con Chuma Okeke, demasiado tarde para revertir el descontrol italiano.
La furia física de Virtus y las lecciones para el Real Madrid
Virtus Bologna impuso un ritmo físico que el Real Madrid no pudo contrarrestar, con Saliou Niang como verdugo principal. El interior senegalés, de 21 años, debutó en Euroliga con 12 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias, castigando la defensa blanca como ya hizo contra España en el EuroBasket 2025. Su movilidad, casi imparable en la pintura, junto a las explosiones de Carsen Edwards (14 puntos), permitió a los locales despegarse 66-54 en el minuto 36.
Scariolo, con su experiencia como seleccionador español y campeón de Euroliga en 2015 con Madrid, vio cómo sus nuevas incorporaciones no respondieron. Gabriele Procida, Theo Maledon y Usman Garuba fueron bajas, y los disponibles como Kramer (dos puntos) lucharon en defensa, pero carecieron de ofensiva. La vieja guardia, Campazzo (8 puntos, 5 asistencias), Gabriel Deck (12 puntos) y Tavares (6 puntos), asumió responsabilidad, pero la falta de frescura en el banquillo fue evidente. Esta derrota, la segunda en tres partidos oficiales para el Madrid (tras la Supercopa), resalta la necesidad de integración rápida de los fichajes.
Scariolo enfrenta su primer gran reto: el jueves recibe a Olympiacos, un rival que ya ganó a Baskonia en la jornada 1. La resiliencia mostrada, manteniendo el partido abierto hasta los minutos finales con un triple de Campazzo que acercó a 70-68, es un rayo de esperanza, pero el tiempo apremia en una Euroliga donde la regularidad define campeones. Esta derrota, con solo 68 puntos anotados, el menor total madridista en un estreno Euroliga desde 2018, expone la urgencia de ajustes. Scariolo, con su palmarés como técnico de la selección española, tiene las herramientas para revertirlo.