
En la WNBA 2025, donde la competencia alcanzó hitos importantes, nos regaló también una final memorable: Las Vegas Aces barrieron a las Phoenix Mercury 4-0, sellando su tercer título en cuatro años. Esta dinastía, nacida de una remontada épica, despierta admiración y preguntas. ¿Qué mezcla de talento, estrategia y resiliencia las convirtió en una fuerza imparable? Su camino, desde el borde del abismo hasta la gloria absoluta, revela secretos que trascienden la cancha.
La remontada épica: De bajo rendimiento al dominio absoluto en la WNBA
El trayecto de las Aces en la temporada regular 2025 fue un guion de superación que pocas veces se ve en la WNBA. Hasta el 2 de agosto, su récord era equilibrado: 14 victorias y 14 derrotas, un .500 que las situaba en la zona media de la tabla, lejos del liderazgo que ostentaron en 2022 y 2023. Una humillante derrota por 53 puntos ante las Minnesota Lynx ese día encendió las alarmas; el equipo parecía fracturado, con dudas sobre la química entre sus estrellas y la dirección de Becky Hammon, quien asumió el banquillo en 2022 con un currículo impecable en San Antonio Spurs.
Pero lo que siguió fue un vendaval: 16 triunfos consecutivos que catapultaron a las Aces al segundo puesto general con un balance final de 30-14 en la WNBA, solo superadas por las New York Liberty. Esta racha no fue casualidad. Hammon, ajustó el esquema defensivo, priorizando transiciones rápidas y un rating defensivo que escaló a 95,2 puntos permitidos por 100 posesiones en los últimos 20 juegos. La clave: una rotación de nueve jugadoras que mantuvo la frescura, con minutos equilibrados para evitar el desgaste en un calendario de 40 partidos.
En playoffs, las Aces demostraron temple. Superaron a las Seattle Storm en primera ronda (3-1), resistiendo un Juego 4 que se fue a prórroga, y luego a las Connecticut Sun en semifinales (3-2), donde remontaron un 0-1 con una defensa asfixiante que limitó a DeWanna Bonner a un 38% en tiros. Estas series extenuantes forjaron una mentalidad de hierro, esencial para las finales. Contra Phoenix, un rival que las venció tres de cuatro en la ronda regular, las Aces impusieron su ritmo desde el inicio: victorias por márgenes crecientes, 89-86 en Juego 1, 91-78 en Juego 2, 90-88 en Juego 3 y 97-86 en el cierre que culminaron en una barrida histórica.
El liderazgo de A’ja Wilson: La fuerza imparable que define una dinastía en la WNBA
Ninguna narrativa de las Aces estaría completa sin A’ja Wilson, la jugadora que encarna su esencia. La ala-pívot de 29 años, se erigió como la primera cuádruple MVP de la temporada regular en la WNBA (2018, 2022, 2024 y 2025). En estas finales, promedió 28,5 puntos, 11,8 rebotes y 2 bloqueos por partido, culminando con 31 tantos, 9 capturas y 4 asistencias en el Juego 4 decisivo. Su tiro ganador con 0,3 segundos en el Juego 3 selló el 90-88 y dejó claro su dominio.
Wilson, tres veces Mejor Defensora del Año, no solo anota (eficiencia del 54,2% en campo durante la serie); defiende múltiples posiciones y eleva a sus compañeras. “Esto es un paso hacia la dinastía”, declaró post-título, sosteniendo un tamborín rosa como símbolo de alegría. “Queremos más para consolidarla; nadie nos lo quitará”. Su impacto trasciende números: en la racha final, lideró con 32,1 puntos por juego, superando a rivales como Kahleah Copper (30 en el cierre, pero expulsada por faltas).
Apoyada por un trío letal, Wilson floreció. Chelsea Gray, base con visión quirúrgica, sumó 18 puntos y 7 asistencias en el Juego 4, orquestando pick and rolls que generaron mismatches. Jackie Young, escolta de élite, contribuyó con otros 18 tantos y 9 pases, su tiro exterior (42% en triples) abriendo espacios. Hammon, exjugadora con 15 años en la liga, tejió esta tela: sesiones de video que analizaban errores y énfasis en la resiliencia mental. “Este título pega diferente porque fue distinto”, admitió.