
El empresario y peso pesado del mundo deportivo, Steve Pagliuca, ha puesto sobre la mesa una oferta sin precedentes para comprar las Connecticut Sun de la WNBA, actualmente propiedad de la tribu Mohegan.
La oferta ha causado revuelo en el mundo de la WNBA. La cifra de 325 millones de dólares eclipsa por completo transacciones anteriores en el baloncesto femenino, como la venta de las Atlanta Dream por menos de 10 millones en 2021 o la de Las Vegas Aces por aproximadamente 2 millones en 2020, evidenciando el creciente valor y potencial que los inversores ven en la WNBA.
El acuerdo propuesto por PagsGroup, la firma de Pagliuca, no se detiene en la compra. Contempla una inversión adicional de 100 millones de dólares para la construcción de un moderno centro de entrenamiento en Boston, una ciudad con una ferviente cultura deportiva y un mercado mediático de primer nivel.
El proceso de aprobación en la WNBA: Un camino por recorrer
A pesar del optimismo que rodea la oferta, la transacción está lejos de ser un hecho consumado. El paso más crucial es obtener la luz verde de la Junta de Gobernadores de la WNBA.
Según las normativas de la liga, las decisiones de reubicación de una franquicia no recaen en los equipos individuales, sino que deben ser ratificadas por este consejo.
La liga ha emitido comunicados destacando que el proceso debe respetarse y que se analizarán todas las aristas de la propuesta. Existe un posible punto de fricción: informes sugieren que la WNBA podría haber contemplado a Boston como una futura ciudad de expansión para el año 2033, por lo que una reubicación podría alterar los planes a largo plazo de la liga.
Además, las reglas de la WNBA le otorgan la potestad de intervenir para que el equipo permanezca en su mercado actual, lo que podría llevar a la tribu Mohegan a considerar ofertas de compradores locales.
De Uncasville a “Beantown”: El Plan de Reubicación
Si la venta y el traslado son aprobados, las Sun no jugarían en Boston hasta la temporada 2027. La nueva casa del equipo podría ser el icónico TD Garden, compartiendo escenario con los Celtics de la NBA y los Bruins de la NHL. Este movimiento estratégico busca capitalizar la infraestructura deportiva existente en Boston y la sinergia con una de las franquicias más laureadas de la NBA.
Un proyecto ganador en el horizonte
El traslado de las Connecticut Sun a Boston bajo el mando de Pagliuca se perfila como un proyecto con un enorme potencial de éxito.
Actualmente, el equipo atraviesa un momento deportivo complicado, ostentando uno de los peores récords de la temporada (5 victorias y 21 derrotas).
La inyección de capital, la promesa de instalaciones de primer nivel y la asociación con la marca Celtics podrían transformar radicalmente la percepción y el rendimiento de la franquicia.
Otros potenciales compradores
En caso de que el acuerdo con Pagliuca no llegue a buen término, existen otros actores interesados en el creciente mercado de la WNBA.
Bill Chisholm, quien lideró la reciente compra de los Boston Celtics por 6.1 mil millones de dólares, también ha manifestado a la liga su interés en que Boston reciba una franquicia “en el momento oportuno”, lo que lo posiciona como un potencial contendiente, ya sea para las Sun o para un equipo de expansión.
Aunque con menos fuerza en la conversación actual, el nombre de Marc Lasry, expropietario de los Milwaukee Bucks, también ha sonado en círculos de la liga como un posible inversor.
Top 5 de las franquicias más caras de la WNBA
El valor de las franquicias de la WNBA ha experimentado un crecimiento exponencial. La oferta de Pagliuca por las Sun, si bien es un punto de inflexión, llega en un momento de auge para toda la liga. Según datos de Forbes para 2025, así se ven las valoraciones más altas:
- Golden State Valkyries: $500 millones
- New York Liberty: $400 millones
- Indiana Fever: $370 millones
- Seattle Storm: $330 millones
- Las Vegas Aces: $310 millones
Antes de esta oferta de 325 millones, las Connecticut Sun se encontraban entre las franquicias de menor valoración de la liga, tasadas en 200 millones de dólares, ocupando el penúltimo lugar.
La propuesta de Pagliuca no solo las catapultaría en este ranking, sino que redefiniría por completo su valor y estatus dentro del baloncesto profesional femenino.