
Un escándalo sacude el mundo del baloncesto universitario: la NCAA ha suspendido de por vida a tres jugadores por apostar en sus propios partidos y manipular resultados. Mykell Robinson, Steven Vasquez y Jalen Weaver están en el centro de la controversia, acusados de orquestar un esquema de apuestas que ha puesto en jaque la integridad del deporte. ¿Qué pasó y cómo se destapó este caso? Aquí te lo contamos todo.
Un esquema de apuestas que compromete la integridad de la NCAA
La NCAA ha tomado medidas drásticas contra tres jugadores de baloncesto de Fresno State y San Jose State, identificados como Mykell Robinson, Steven Vasquez y Jalen Weaver, tras descubrir un sofisticado plan de apuestas ilegales durante la temporada 2024-25. Según informes de ESPN y el sitio oficial de la NCAA, los jugadores participaron en lo que la organización describió como una “manipulación de partidos relacionada con apuestas deportivas”. Este caso, destapado gracias a un monitoreo de integridad deportiva, revela cómo los atletas compartieron información privilegiada y alteraron su rendimiento para garantizar ganancias económicas.
El núcleo del escándalo involucra a Robinson y Vasquez, quienes fueron compañeros de cuarto en Fresno State durante la temporada 2023-24. En enero de 2025, ambos planearon que Robinson tuviera un desempeño inferior en un partido específico. Según el Comité de Infracciones de la NCAA, ellos, junto con un tercero no identificado, apostaron 2,200 dólares en las estadísticas de bajo rendimiento de Robinson, lo que resultó en un pago de 15,950 dólares que se distribuyó entre los involucrados. Además, Robinson participó en 13 apuestas de deportes de fantasía relacionadas con su propio rendimiento, invirtiendo 454 dólares y obteniendo una ganancia de 618 dólares en una ocasión.
Por su parte, Jalen Weaver, compañero de Robinson en Fresno State, también estuvo implicado. Los dos intercambiaron información sobre sus líneas de apuestas antes de un juego en diciembre de 2024. Weaver realizó una apuesta de 50 dólares en un parlay que incluía su propio desempeño, el de Robinson y el de otro atleta, generando una ganancia de 260 dólares. Estas acciones no solo violaron las reglas de la NCAA, que prohíben estrictamente las apuestas en juegos propios, sino que también comprometieron la integridad competitiva del baloncesto universitario.
Investigación y consecuencias: Un golpe al baloncesto universitario
El caso salió a la luz cuando un operador de apuestas en Nevada detectó movimientos sospechosos en las apuestas de tipo “prop bet” relacionadas con el rendimiento de Robinson. Un sistema de monitoreo de integridad deportiva alertó a la NCAA, que inició una investigación en colaboración con Fresno State. La evidencia recopilada, que incluyó mensajes de texto entre los jugadores, reveló un esquema coordinado para manipular resultados y maximizar ganancias en apuestas.
La respuesta de la NCAA fue contundente: los tres jugadores fueron expulsados de sus equipos y universidades, perdiendo permanentemente su elegibilidad para competir en el baloncesto universitario. Robinson y Vasquez se negaron a cooperar con la investigación, mientras que Weaver admitió su participación. Aunque las universidades de Fresno State y San Jose State no enfrentaron sanciones directas, el caso ha generado un debate sobre los riesgos de las apuestas deportivas en el ámbito universitario, especialmente con la proliferación de las apuestas legales en Estados Unidos. Este escándalo no es un caso aislado. Como informó ESPN, la NCAA ha expresado preocupación por el aumento de problemas relacionados con las apuestas, particularmente las “prop bets” que permiten apostar en estadísticas individuales de los jugadores.
La organización ha instado a regular estas prácticas para proteger la integridad del deporte. Además, el caso podría estar vinculado a investigaciones federales más amplias sobre manipulación de partidos en el baloncesto universitario y profesional, lo que sugiere que el problema podría ser más extenso. El impacto de este escándalo trasciende a los tres jugadores involucrados. La NCAA enfrenta ahora el desafío de reforzar sus políticas para prevenir futuros incidentes, mientras los aficionados cuestionan la transparencia y la ética en el deporte universitario.