Trae Young rompe el sueño de Cleveland anotando 32 puntos tras el descanso

La genialidad de Trae Young rompió el sueño de los Cavaliers. Young ejerció de megaestrella en la segunda parte y aniquiló a su rival, que se queda sin playoffs a pesar de hacer una temporada espectacular. Por el contrario, Hawks llega a la postemporada tras un curso decepcionante para medirse en la primera ronda a Miami Heat.

Los Cavaliers jugaban en Cleveland. Factor cancha a favor, regreso del lesionado Jarrett Allen, bajas de John Collins y Lou Williams en Atlanta, inicio avasallador de los Cavs en el primer cuarto, lesión seria de rodilla de Clint Capela al filo del descanso, horrible primera mitad de Trae Young... todos los elementos que se pudieran analizar en la escena decisiva apuntaban a un triunfo de Cleveland, que llegó a tener 14 puntos de ventaja en la primera parte. Pero el baloncesto es algo más que números y la extrapolación de esas cifras explorando el futuro cercano. El baloncesto es emoción y experiencia. Y toda la sensibilidad ganadora en la segunda parte recayó en Atlanta, el equipo más experto.

Fue tras el descanso cuando se notó la experiencia de un equipo venido de estar muy cerca de las pasadas Finales (sin contar con la trayectoria vital de jugadores como Bogdan Bogdanovic o Danilo Gallinari en plena madurez deportiva) frente a la inexperiencia de una escuadra que no pisa los playoffs sin LeBron James desde 1998. Y fue tras el intermedio cuando Trae Young sacó a relucir su instinto asesino, su particular genética para exprimir su talento al máximo en zonas alejadas del confort, en episodios transidos por la máxima presión.

Young había terminado la primera parte con 6 puntos, como quinto anotador de su equipo, con 3 de 11 en el tiro, y había perdido 4 balones en el primer cuarto, cuarto en el que su equipo extravió 7. Pues bien, en la segunda mitad encestó 32 puntos (16 en el tercer cuarto y 16 en el último), metió 10 de los últimos 14 lanzamientos de campo que ejecutó en el encuentro y no perdió un solo balón en los 36 minutos finales del juego.

Fue Young el que adelantó a los suyos en el tercer cuarto por primera vez en el partido (76-77) en su primera racha anotadora de la noche, la que le llevó a meter 12 puntos en la recta final del tercer cuarto. Fue Young, siempre Young, el que con ayuda de un triple de Bogdanovic, gran primera parte la del serbio, logró que Atlanta amasara 9 puntos de ventaja jugándose el último período (86-95). Y también fue Young el que llevó la manija ganadora de su equipo en los últimos minutos para acabar con 38 puntos y 9 asistencias encestando más del 50% de sus tiros de campo.

Acompañaron a Young la experiencia y calidad de Bogdanovic, 19 puntos y 3 robos, y Gallinari, 14 tantos. El joven Kevin Huerter metió 13.

Atlanta, un equipo peor que mediocre en materia defensiva durante toda la temporada, sacó a relucir una retaguardia casi olvidada desde la brillante pasada campaña. Lo hizo en la segunda mitad, dejando a Cleveland en 40 puntos -17 en el cuarto final-, una reacción defensiva muy del gusto de Nate McMillan.

Cleveland se vino abajo tras el descanso tras empezar el partido a lo grande con un enorme Lauri Markkanen, hacer mucho daño desde el triple en la primera mitad y alcanzar el descanso ganando 61-51 con 10 triples anotados por el 3 de 17 de Atlanta y con solo 3 pérdidas de balón de los de Bickerstaff.

Lo único que hizo bien Cavaliers a lo largo de la segunda parte fue equilibrar el balance reboteador tras el 7-15 en contra del primer cuarto, y esa mejora tuvo poco mérito si se tiene en cuenta que Cleveland tenía disponible todo su arsenal de hombres altos y que Atlanta añadió a la baja de John Collins la de Clint Capela, que a 30,7 segundos del final hizo una falta a Evan Mobley que supuso que este le cayera de muy mala manera encima de la rodilla derecha.

Los Cavs tuvieron a Markkanen con 26 puntos, 8 rebotes y 6 triples, a Darius Garland con 21 puntos y 9 asistencias, pero con 9 de 27 en el tiro, a Mobley con 18 tantos y 8 rebotes y a Caris LeVert con 16 puntos.

Uno de los puntos más débiles de los locales fue su suplencia. Rotación corta con muy pocos minutos, demasiados pocos, para Kevin Love, todo para un total de solo 9 puntos de una segunda unidad sin tirón en la que Rajon Rondo estuvo especialmente mal.

Al final, derrota en el partido crucial y adiós a la competición. Mereció más en la presente temporada la sorprendente propuesta de estos Cavs de Bickerstaff que al final han nadado y nadado para morir en la orilla.