ANÁLISIS / PREVIA CONFERENCIA ESTE

PREVIA ESTE: Celtics, rival a batir, con Sixers, Raptors y Bucks al acecho

La Conferencia Este se queda sin LeBron James mientras sigue perdiendo fuelle ante el Oeste

Ángel Mustienes |

Boston Celtics y Philadephia 76ers, dos de los grandes del Este (Kyle Ross/Icon Sporstwire)

Estamos a las puertas del inicio de la temporada 2018-2019 y toca hacer repaso de lo que puede dar de sí la competición en la Conferencia Este, una conferencia de la que se ausentará por primera vez LeBron James y que sigue perdiendo fuelle respecto al Oeste.

Los Celtics, con Kyrie Irving y Gordon Hayward recuperados, parten como favoritos. En un segundo escalón: Sixers, sobre todo Sixers, Raptors -con la llegada del hermético Kawhi Leonard- y Bucks.

Luego vienen equipos interesantes como Pacers, Wizards y Heat, dentro de una conferencia en la que los clubes de Nueva York (Knicks y Nets), Orlando Magic y Atlanta Hawks aparecen como candidatos directos a vagar por el infierno.

La División Atlántico volverá a aglutinar un poderío inusual con Raptors, Celtics y Sixers en su seno.

Empecemos nuestro repaso por divisiones:

DIVISIÓN ATLÁNTICO

TORONTO RAPTORS (59-23 la pasada temporada y 4-1 en pretemporada).- Espectaculares 59 victorias la pasada temporada sorprendiendo a todos como líderes del Oeste. Será harto complicado repetir dicha hazaña a pesar de que en plenitud física el recién llegado Kawhi Leonard es más jugador que el traspasado DeMar DeRozan.

Se estrena en el banquillo Nick Nurse (una incógnita) y le acompaña como asistente Sergio Scariolo (una sorpresa). El equipo ha de tener como líder indiscutible a Leonard y como escudero de lujo a Kyle Lowry, tendrá que resolver la esencial duda que provoca como pareja el dúo Serge Ibaka-Jonas Valanciunas (parece por la pretemporada que uno de ellos será titular y otro suplente) y habrá de esperar cómo evolucionan jugadores como Fred VanVleet, Delon Wright o Pascal Siakam. Danny Green y Greg Monroe tendrán que aportar experiencia, especialmente el primero. La asignatura pendiente de los de Ontario siguen siendo los playoffs.

BOSTON CELTICS (55-27 y 1-3).- Boston tiene todos los mimbres para convertirse en un equipo dominador en el Este, con permiso del crecimiento de los Sixers. Tiene a un entrenador excelente, Brad Stevens, recupera físicamente a Kyrie Irving y Gordon Hayward -aunque habrá que ver cómo responde el cuerpo del alero-, posee la solidez y madurez de Al Horford, cuenta con un jugador de impresión en pleno despegue llamado Jayson Tatum, experimentó el pasado curso el crecimiento de Jaylen Brown y Terry Rozier y disfruta de dos jugadores de equipo notables como son Marcus Smart y Marcus Morris.

Los Celtics han mantenido todo el esqueleto de su plantilla y han de ir a más. Están llamados a marcar la pauta en la conferencia y a sembrar de alegría el TD Garden. El tiempo lo dirá. Pero la cosa promete, y mucho.

PHILADELPHIA 76ers (52-30 y 3-1).- Menudo futuro le espera a este equipo, que ya tiene un presente más que notable. El curso pasado fue el curso de la metamorfosis, de equipo perdedor que alarmó a todos durante años a equipo ganador atractivo para cualquier buen aficionado. Y esa impresión no puede más que expandirse gracias a la juventud y el talento de la plantilla.

Dúo dinámico de impresión el formado por Joel Embiid y Ben Simmons. Dos jugadores que, si les respetan las lesiones, están destinados a marcar una época. Markelle Fultz ha mejorado su mecánica de tiro este verano y parece estar sano, pudiendo otorgar un toque extra al equipo, y Dario Saric, J.J. Redick y Robert Covington aportarán a la dinámica de los Sixers lo suficiente para hacer soñar a muchos.

El equipo ha perdido la experiencia y calidad de Marco Belinelli y Ersan Ilyasova, pero a cambio ha llegado un jugador que puede ayudar mucho, Wilson Chandler, y un novato del que se pueden esperar cosas importantes, Zhaire Smith. ¿Empezará a despegar un poco este año el turco Korkmaz? Una plantilla de lujo en manos de Brett Brown.

NEW YORK KNICKS (29-53 y 3-2).- Los Knicks están destinados a la ruina deportiva. Son un equipo con pocos alicientes, nula competitividad y escaso carácter, un erial. Lo mejor de la pretemporada es que la franquicia se ha podido quitar de encima a Joakim Noah. Pero la competición oficial se va a hacer aún más complicada con el largo tiempo que New York va a tener que jugar sin el lesionado Kristaps Porzingis.

David Fizdale, que debuta en la Gran Manzana, va a tener que hacer encaje de bolillos. Se fueron Kyle O'Quinn y Michael Beasley, jugadores que contribuían, y ha llegado muy poca cosa (lo más destacado el novato Kevin Knox). La plantilla está llena de jugadores de medio pelo. Tim Hardaway Jr. y Enes Kanter tendrán que liderar el juego en una temporada en la que Frank Ntilikina ha de empezar a tomar alguna responsabilidad (no está claro que esté preparado para ello) y en la que Emmanuel Mudiay buscará una resurrección que ya nadie espera. Sinceramente, el Madison va a pasar otro año de penurias.

BROOKLYN NETS (28-54 y 2-2).- El argentino Pablo Prigioni en el cuerpo técnico de un equipo del que su propietario, Mikhail Prokharov, se desvinculó sentimentalmente hace tiempo. La franquicia deambula por la liga con más pena que gloria, sin ningún atisbo de remontar el vuelo. Esta temporada, 11 altas y 9 bajas para seguir en la indigencia deportiva.

El equipo carece de jugadores de referencia. Lo más cercano a esa figura es un D'Angelo Russell que hasta ahora se ha mostrado inconsistente en la competición profesional. Jugadores como Spencer Dinwiddie, Jarrett Allen, el virginiano Joe Harris o el intenso DeMarre Carroll deberán arrimar el hombro, al igual que Caris LeVert o Allen Crabbe. Como se puede ver, poca madera para hacer un fuego relevante. Llegan los veteranos Jared Dudley y Kenneth Faried y habrá que ver qué dan de sí dos interesantes novatos de origen europeo: Rodion Kurucs y Dzanan Musa. La cosa se presenta mal, para qué negarlo. Otro año en el pozo.

DIVISIÓN CENTRAL 

CLEVELAND CAVALIERS (50-32 y 2-2).- Otra vez empezando de cero. Segunda reconstrucción post-LeBron tras la segunda marcha del equipo de la estrella de Akron. El Quicken Loans Arena pasando de la pasión (deportiva) a la pasión (dolorosa). Si Tyronn Lue no supo gestionar bien un equipo como el del año pasado, habrá que ver cómo gestiona a una plantilla sin tener un ángel de la guarda del valor de James.

El futuro tiene poco recorrido en principio para este equipo. Kevin Love ha de ser su líder indiscutible. Es lo más interesante de la temporada para Cavs, ver si el californiano es capaz de reconvertirse en aquel apasionante jugador que lideró con números de ensueño a los Timberwolves. Es su gran oportunidad de reivindicarse.

Por lo demás, los Cavs seguirán conviviendo con la hornada milagrosa que nunca hizo un milagro, aquella que llegó en febrero (George Hill, Jordan Clarkson, Rodney Hood y Larry Nance Jr.) y con los viejos escuderos de LeBron que ya no tienen escudo (J.R. Smith, Kyle Korver, Tristan Thompson y Channing Frye). Interesante será ver el aterrizaje del prometedor novato Collin Sexton y la evolución de los jóvenes Ante Zizic y Cedi Osman.

INDIANA PACERS (48-34 y 2-2).- Tremenda la temporada completada el pasado curso por los Pacers tras perder a Paul George. Enorme el trabajo en el banquillo de Nate McMillan y el paso adelante de muchos jugadores. Ahora toca proseguir esa buena labor. Para ello, el equipo ha apostado por la continuidad. Se mantiene el grueso del plantel y la pérdida de Lance Stephenson se compensa con la llegada de Kyle O'Quinn, Doug McDermott y, sobre todo, Tyreke Evans, un jugador que le da una calidad extra al equipo tras brillar en Memphis Grizzlies.

El liderazgo recaerá un año más en Victor Oladipo. A su vera, Darren Collinson, Thaddeus Young, Bojan Bogdanovic, Cory Joseph y, sobre todo, la ecuación no resuelta que envuelve a Domantas Sabonis (cada vez más grande) y Myles Turner (cada vez más estancado). La pretemporada del hijo de Arvydas ha sido espectacular. El equipo que juega como un equipo parece mejor que el de la temporada pasada.

MILWAUKEE BUCKS (44-38 y 3-1).- Año crucial para los Bucks. Ha de ser la temporada del despegue definitivo. Para ello cuentan con una gran plantilla marcada por el talento, una plantilla liderada por un Giannis Antetokounmpo que no parece tener techo y por un entrenador de grandísimo nivel como es Mike Budenholzer.

Es cierto que el equipo ha perdido a Jabari Parker, pero a cambio llegan a sus filas Brook Lopez y Ersan Ilyasova, jugadores altos que pueden abrir el campo. La escuadra tiene una profundidad en su plantel tremenda. Como grandes lugartenientes de Antetokounmpo: Eric Bledsoe, Khris Middleton y Malcolm Brogdon. Junto a ellos, jugadores solventes de equipo como John Henson, Matthew Dellavedova o Tony Snell. Llega el novato Donte DiVincenzo y puede crecer el interior Christian Wood (gran octubre el suyo).

El equipo tiene bien cubiertas todas las posiciones, y un jugador como Antetokounmpo, con esa versatilidad inigualable, ofrece a Budenholzer todo un mundo de posibilidades tácticas.

DETROIT PISTONS (39-43 y 2-3).- Dwane Casey al frente, un técnico de reconocida valía. En una escuadra desequilibrada en su estructura que ha de vivir obligatoriamente de su dominante pareja interior, el dúo formado por Blake Griffin y Andre Drummond (dos tipos que se deberían complementar por sus distintos perfiles). Griffin ha de adquirir toda la responsabilidad del mundo. Para eso le ficharon. Esta temporada no tendrá excusa alguna para liderar a Pistons.

En ese juego interior llega como apoyo Zaza Pachulia. Para hacer equipo y contagiar dureza. Reggie Jackson tendrá que asumir un rol importante, si es que su juego da realmente para eso. Detroit tiene buenos jugadores de equipo, bastantes baloncestistas de perfil mediano, pero no parece que sea suficiente munición para tener éxito en el Este.

El español José Manuel Calderón vuelve al equipo. No parece que vaya a estar en un buen puesto en la rotación, aunque también parecía que así sería en los Cavaliers y terminó jugando bastante a causa de las lesiones. Calde se vuelve a juntar con Casey, viejos socios en sus días de Raptors.

CHICAGO BULLS (27-55 y 2-3).- Calidad tiene la plantilla, y juventud, ¿pero es todo eso suficiente para que el equipo alcance los playoffs? A primera vista, no. Y ese no también está condicionado por las dudas que ofrece como entrenador NBA Fred Hoiberg, un técnico que no ha acumulado más que fracasos en Chicago, mostrándose como un gestor de dudosa capacidad en lo que respecta a equilibrar los egos de los jugadores e imponer mano dura en el vestuario.

Este equipo ha de ser el equipo de Zach LaVine, cuya defensa anda siempre en entredicho, el ahora lesionado Lauri Markkanen y el recién fichado Jabari Parker, si su cuerpo está al 100%. Con la ayuda del también joven Kris Dunn, al que aún le está pesando la sobrevaloración de algunos, la labor que pueda hacer el novato Wendall Carter Jr. y el trabajo interior de bregadores como Bobby Portis y Robin Lopez.

DIVISIÓN SUDESTE

MIAMI HEAT (44-38 y 3-3).- Miami es siempre Miami. Un equipo sin una gran estrella que sabe jugar al baloncesto porque está muy bien construido. Erik Spoelstra y Pat Riley están detrás de ese buen concepto colectivo confeccionado a partir de jugadores a menudo infravalorados. La plantilla ha cambiado poco respecto a la pasada campaña y tiene que ser nuevamente competitiva.

Más allá de mantener en sus filas a dos emblemas vivos del club, Dwyane Wade y Udonis Haslem, Miami mantiene su estructura a base de talonario. Goran Dragic, Dion Waiters -si su físico responde- y Hassan Whiteside -si remonta el vuelo y olvida sus tensiones con el club- han de ser los que tiren del carro, pero este club tiene otros hombres importantes a su modo, jugadores como Josh Richardson, James Johnson, Tyler Johnson, Justise Winslow, Kelly Olynyk, Wayne Ellington... Cada uno conoce su espacio en la pista y en el vestuario. Estamos ante una escuadra con mucha profundidad en la que el joven Bam Adebayo puede ser una gran respuesta en el caso de que Whiteside siga empecinado en sus errores.

Parece haber quedado en nada el casi fichaje de Jimmy Butler. En caso de aterrizar el alero en Miami todo cambiaría. El salto cualitativo sería importante.

WASHINGTON WIZARDS (43-39 y 4-1).- Un club estancado en los últimos años a partir de un vestuario no exento de tensiones. Uno de esos elementos de tensión ya no está en el equipo. Se trata de Marcin Gortat, un jugador clásico en el quinteto titular de Wizards. En su lugar ha llegado Dwight Howard, un pívot con mucho más empaque, pero que lleva años demostrando que no es capaz de cambiar la faz de un equipo. Al menos aquí, lo que podría intentar es darle a Washington ese empujoncito que precisa para salir de su linealidad actual.

Scott Brooks es un técnico con buen pedigrí y John Wall un muy buen jugador en cancha al que todavía muchos ponen en duda su capacidad de liderazgo en el vestuario. Wall, Bradley Beal y Dwight Howard deberían ser las piedras angulares de estos Wizards, que disponen de un buen ejército de secundarios con nombres como Markieff Morris, Otto Porter Jr. o Kelly Oubre.

La mejor noticia para el equipo es la llegada de dos refuerzos importantes: Austin Rivers y Jeff Green. Con estos dos jugadores y Howard, Washington tiene mejor equipo que el año pasado. Tendrían que mejorar sus prestaciones esta temporada. Lo demás sería un fracaso.

CHARLOTTE HORNETS (36-46 y 4-1).- Buena pretemporada de los Hornets tras el monumental fiasco que protagonizaron la pasada campaña al quedar fuera de los playoffs. Tras esa sonora decepción el equipo fichó al joven técnico James Borrego, discípulo de Gregg Popovich, que estará bien apoyado por un asistente de lujo como es el canadiense Jay Triano

Además, Charlotte deja atrás a Dwight Howard, lo que abre el puesto de 5 a jóvenes como Cody Zeller, que se perfila como titular, o Willy Hernangómez (¡qué gran preparación ha hecho el madrileño!). Llegan al club el veteranísimo Tony Parker y los novatos Miles Bridges, buena pretemporada la suya, y Devonte' Graham. Kemba Walker liderará a sus compañeros con Nicolas Batum como pegamento del grupo. Jeremy Lamb y Malik Monk ayudarán, Michael Kidd-Gilchrist ya no se puede permitir más excusas (aunque ya pocos confían en él) y Frank Kaminsky podría perder minutos a pesar de ser un interior que abre la pista sobremanera. Es un equipo competitivo, bastante equilibrado por posiciones, pero le falta chispa, y eso suele pagarse.

ORLANDO MAGIC (25-57 y 2-3).- Equipo llamado a estrellarse contra sus rivales. Steve Clifford tiene entre manos una plantilla sin recorrido en la que destaca por encima de todos Aaron Gordon. Junto a Gordon, un siempre eficaz Nikola Vucevic, un competente atacante como es Evan Fournier y jugadores como Jonathon Simmons o el prometedor Jonathan Isaac.

En el lado positivo, el rookie Mo Bamba, que será un soplo de aire fresco en un equipo que necesita abrir sus ventanas. En el negativo, la falta de un base de garantías en la plantilla. Orlando no tiene nada que hacer en una NBA tan competitiva como la actual.

ATLANTA HAWKS (24-58 y 2-3).- Los Hawks tendrán una trayectoria y discurso similares a los de Orlando Magic. Es decir, cola de conferencia en la búsqueda de un buen premio en el próximo draft. El equipo va a ser una ruina sí o sí. La marcha de Dennis Schröder terminó por destripar aquel fantástico equipo que hace años se formó en torno al técnico Mike Budenholzer. Pocas veces en la historia se ve a una franquicia desprenderse de su éxito con tal rapidez y tan escaso arrepentimiento.

Lo mejor que tendrá el pobre aficionado de los Halcones para llevarse a la boca la próxima temporada será el debut como profesional de Trae Young. Eso, y evocar el otrora poder mediático de Jeremy Lin, esperando su resurgir deportivo, y Vince Carter, aplaudiendo su longevidad en pista, ya que con 41 años es el jugador más viejo de la NBA.

El equipo ha tenido 10 bajas y 10 altas para no mejorar su penosa situación. Kent Bazemore, Taurean Prince, John Collins -lesionado ahora-, Dewayne Dedmon, Alex Len... una plantilla con pocos recursos. Lo dicho, observar la evolución de Young y la del también novato Kevin Huerter se antojan como únicas distracciones del aficionado local. Todo ello en manos de un técnico neófito, Lloyd Pierce, un entrenador acorde por su inexperiencia con las limitaciones de su plantilla.