EXJUGADORES

Detenido Charles Oakley en el Madison en pleno Knicks-Clippers

Oakley fue detenido cuando intentaba acercarse a James Dolan y el partido tuvo que pararse

Ángel Mustienes |

Oakley fue detenido anoche en el Knicks-Clippers (Darrell Walker/Icon Sportswire)

El día a día de los Knicks empieza a ser delirante y en ese marco de tensión y despropósito anoche se llegó al culmen con la detención del exjugador Charles Oakley en el Madison Square Garden, una detención que obligó a parar el Knicks-Clippers en curso.

La relación rota entre Oakley, que jugó exitosamente durante una década en los Knicks, y la franquicia es bien conocida, pero anoche esa animadversión mutua entre Oakley y el propietario del club, James Dolan, alcanzó un colofón difícilmente imaginable.

Todo sucedió mediado el primer cuarto. El partido estaba 19-19 cuando el altercado dejó a todos boquiabiertos. Nadie daba crédito ni en la grada ni en la pista. Oakley intentó acercarse a la primera fila de la grada, donde a pie de pista estaba Dolan, pero fue interceptado por varios guardias de seguridad y empleados del club antes de que llegara a él. Aunque las versiones de club y exjugador difieren bastante (Oakley asegura que no hubo tal intento de acercamiento).

Entonces, el corpulento jugador de más de 2 metros, impecable su físico a sus 53 años, se resistió llegando incluso a empujar a un guardia. Tuvieron que llegar refuerzos, pero para entonces el partido ya estaba detenido y todo el foco estaba en el altercado que estaba protagonizando la leyenda de los Knicks.

Phil Jackson media

Oakley fue conducido a duras penas hasta el túnel de vestuarios, donde se pudo ver al presidente de los Knicks, Phil Jackson, intentando calmar los ánimos, que estaban muy caldeados.

Tras ello, Oakley fue conducido a una comisaría de la Policía de Nueva York. Sobre él pesan los cargos de asalto menor e invasión de la propiedad.

Eso sí, durante el incidente, se escucharon en la grada gritos de apoyo al exjugador, un "Oakley, Oakley, Oakley..." que deja ver el ánimo con el que la afición se enfrenta a otro año en blanco de los Knicks.