ANÁLISIS

LeBron James: el 'Rey' sin corona

Con todos pendientes de su futuro, LeBron vuelve a quedar fuera de la lucha por el anillo

Enrique Calvo |

La dolorosa derrota de los Cavs ante los Celtics en las semifinales de la Conferencia Este nos ha vuelto a traer la imagen de un LeBron James frustrado al verse una vez más sin el ansiado anillo de campeón en las manos, sin la corona que necesita para sentirse verdaderamente el ‘Rey’.

Analizando lo ocurrido en la eliminatoria, la conclusión es la misma de siempre, hace falta algo más que un gran jugador para ganar un título, hace falta un equipo que juegue como tal y eso es algo que ni Mike Brown ni el propio LeBron han conseguido formar en Cleveland.

Parecía que este año habían conseguido reunir las piezas para lograrlo, pero no ha sido así. Jamison, que llegó a cambio de nada, no ha sido el segundo hombre que se esperaba que fuera, Shaquille no puede esconder el paso de los años, Ilgauskas ha sido un jugador marginal en playoffs tras su ‘pseudoregreso’ y Mo Williams se ha visto superado por sus rivales, especialmente por Rondo, como Brown no ha sido competidor desde el banquillo para Doc Rivers.

Las espectaculares cifras del triple doble en el último partido de LeBron esconden otras que cuentan una historia muy diferente. La de un jugador falto de confianza en sus compañeros de reparto, una falta de confianza que le llevó a perder 9 balones en la ansiedad por resolver de forma individual, que le llevó a seleccionar mal sus lanzamientos, que le llevó a querer tirar del carro sin asegurarse antes de que éste estuviera bien cargado.

Es cierto que a los Cavs les ha faltado un segundo jugador, especialmente una presencia interior, capaz de obligar a la defensa rival a no centrarse de forma exclusiva en su alero estrella, pero también a LeBron le ha faltado capacidad de liderazgo, escapar por un momento de sí mismo para transmitir su motivación, sus ganas de ser campeón, a quienes estaban con él sobre la pista.

Los Celtics, con Doc Rivers a la cabeza, supieron aprovechar todo eso aplicando una máxima del ajedrez: resulta más fácil dar jaque al rey cuando consigues reducir su defensa a un montón de peones. Ni Brown ni James supieron dar más recorrido al resto de piezas y no tuvieron más opción que claudicar ante los de Boston.

El futuro ya está aquí

Ahora queda por ver cuál es el futuro de LeBron, ése del que se lleva hablando meses y que se resolverá en menos de 2 meses. Hay señales claras sobre su posible marcha, abandonando la que hasta ahora ha sido su franquicia, el que ha sido su hogar en su Ohio natal.

Debido a las reglas de la NBA, que favorecen el que los equipos puedan retener a sus jugadores franquicia, Cleveland puede ofrecerle 30 millones de dólares más, en el volumen total del contrato, que cualquiera de los otros equipos que sueñan con su contratación.

Sin embargo, LeBron no ha querido firmar a lo largo del año una extensión de su contrato que le mantuviera en Cleveland y calmara la tempestad de rumores y habladurías de los últimos meses. Una firma que hubiera permitido a los Cavs planificar su futuro desde ya, les hubiera otorgado tranquilidad y habría evitado los irónicos cantos de ¡New York Knicks!, ¡New York Knicks!, con los que los aficionados del Garden trataban de distraer a la estrella cuando lanzaba tiros libres.

En vez de eso, ha preferido mantener la incertidumbre y ver su nombre día sí, día también en los periódicos, dejarse querer, adular, tal vez para satisfacer ese enorme ego que casi toda estrella de la NBA lleva dentro.

Su mente parece estar más fuera que dentro de los Cavs, tal vez afectada por el ‘síndrome Garnett’, ése que sufre el jugador estrella que trata infructuosamente de llevar a una franquicia modesta al éxito. Garnett no consiguió el anillo hasta marcharse desde Minnesota a Boston y da la impresión de que ese antecedente pesa en la cabeza de James.

Múltiples opciones

De entre las opciones que se le abren ahora a LeBron, 3 son las más citadas en todas las informaciones: New York, Chicago y Miami.

Todas son una apuesta y por lo tanto, un riesgo. Está por ver la química que podría tener en Miami con otra superestrella como Dwyane Wade, si podría convivir con alguien tan necesitado del balón como Derrick Rose o si los mediáticos Knicks serán capaces de reunir este verano los jugadores que James necesita a su alrededor para ser campeón.

Y eso si no entramos en la posibilidad de un ‘sign-and-trade’ -la opción más ventajosa para LeBron desde el punto de vista económico ya que podría firmar por el máximo que sólo se le permite a Cleveland-, una operación que elude los límites establecidos por el tope salarial y en la que podrían tener opciones muchos otros equipos.

Pero vaya donde vaya, incluso si, después de tanto ruido, decide quedarse en Cleveland, LeBron tendrá que poner también de su parte para ser no sólo un gran jugador, sino un auténtico líder capaz de hacer mejores a sus compañeros, de formar un auténtico equipo a su alrededor. Porque sin un equipo que juegue como tal, se tendrá que seguir conformando con ver los anillos en los dedos de otros.