JORNADA NBA / TEMPORADA REGULAR 2008-2009

Portland vence en Minnesota y se coloca primero en la División Noroeste

Rodríguez vuelve a jugar más minutos de lo habitual y Fernández sólo anota 3 puntos

Atlanta se desinfla tras perder en casa, con 12 puntos de Horford, ante los Nets

hispanosnba.com |

Portland Trail Blazers logró un apurado triunfo en Minnesota que le sirve para colocarse primero en la División Noroeste empatado con Utah Jazz. Los españoles Sergio Rodríguez y Rudy Fernández no brillaron. Mejor estuvo Horford, sin embargo su equipo volvió a perder con los Nets.

Atlanta Hawks ha encadenado una racha negativa de 3 derrotas tras ganar los 6 primeros compromisos de la temporada. Y buena parte de culpa de ese bajón procede de New Jersey Nets, que ha ganado 2 veces en 2 días al equipo de Al Horford.

Mientras, Portland tuvo que lidiar un difícil partido en la cancha de los Timberwolves, que estuvieron buena parte de la noche dominando el marcador. Roy resultó decisivo y Oden sigue creciendo.

Y si hablamos de emoción. No pudo haber más en Milwaukee, donde los Celtics se impusieron en la prórroga tras ver cómo su rival protagonizaba una jugada final absurda.

Minnesota 83 Portland 88

McMillan lo está logrando. Está consiguiendo conformar un equipo sólido y muy fuerte defensivamente a partir de una lista de jugadores llena de talento e imaginación. Los resultados avalan sus tácticas; el baloncesto espectáculo se resiente.

Anoche, por ejemplo, los Blazers ganaron con apuros a un rival de peor nivel que supo entrar en ese tipo de batalla y dominarla durante gran parte del encuentro.

Los de Randy Wittman atacaron de forma congruente durante los dos primeros cuartos en los que endosaron 51 puntos a la pizarra de McMillan (51-41). Pero algo les debió decir el míster a los suyos para que Portland cambiara radicalmente su discurso defensivo en la segunda parte (32-47), una transformación que cobró forma de monumento en el último cuarto, en el que dejaron a Minnesota en ¡12 puntos!.

Lo demás fue muy simple. Dejar la resolución del partido en manos del cada vez más infalible Brandon Roy.

Los locales llegaron al minuto final con ventaja mínima (83-82). Y entonces apareció Roy para anotar 2 canastas consecutivas y asistir a Outlaw para que lograra una tercera que sirvió para encadenar un 0-6 en el marcador y acabar con la oposición de los Timberwolves.

Roy ya había sido el mejor de los suyos, de largo, en los minutos precedentes. Acabó la estrella visitante con 24 puntos y 6 asistencias para encadenar así su quinto partido con 20 o más puntos.

Detrás de él, la esperanza, que no tiene otro nombre que Greg Oden. Segundo partido consistente del que fuera número 1 del draft en 2007. Sus números: 13 puntos, 8 rebotes –máximo reboteador del partido con Przybilla- y 3 tapones en 24 minutos.

Por el contrario, no fue el partido ni de Aldridge ni de los dos jugadores españoles de los Blazers, Sergio Rodríguez y Rudy Fernández.

Aldridge se quedó en 6 puntos y sólo tiró 7 veces a canasta y Fernández se tuvo que conformar con anotar 1 triple, aunque al menos se quedó con 6 rebotes y dio 2 asistencias. Jugó 29 minutos y no tuvo su mejor noche.

Mejor le fue, sin brillar tampoco, a Sergio Rodríguez, que volvió a situar su listón de minutos más próximo a los 20 que a los 10. El jugador canario estuvo más parco en el pase –1 asistencia en 16 minutos-, si bien se aventuró más en la ofensiva. Hizo 6 puntos y capturó 3 rebotes, y sus puntos fueron importantes ya que se trató de 2 triples encestados al final del tercer cuarto e inicio del último que sirvieron para que su equpo se metiera en el partido (68-71 a 11:32 del final).

Por parte de Minnesota, su estrella ejerció de estrella. Al Jefferson produjo 26 puntos tras anotar 12 de sus 16 intentos de 2, y detrás llegó el abismo. Mike Miller y Randy Foye, cada uno con 10 puntos, fueron los siguientes artilleros. Esa soledad debilitó a su equipo.

La buena noticia de la noche fue el regreso a las pistas del pívot Jason Collins. En el Target Center, ante su afición, Collins volvió a jugar tras permanecer este inicio de temporada en el dique seco al sufrir un accidente al volcar el cochecito en el que se desplazaba por un campo de golf. Es lo que tiene ser un chico negro de ascendencia pija.

Atlanta 107 New Jersey 119

Dos partidos en dos días, uno en cancha de los Nets y otro en la pista de los Hawks. Y dos derrotas para Atlanta que hacen daño, mucho daño. Sobre todo porque frenan en seco a un equipo que había comenzado la temporada con una excelente velocidad de crucero.

Seguro que en su libreta, Mike Woodson no contaba con estas dos derrotas consecutivas ante un rival inferior sobre el papel.

Sin embargo, lo peor de las dos derrotas es que han seguido guiones similares, han sido del mismo pelaje, en partidos ofensivos en los que los de Georgia no han sabido encontrar su sitio y han defendido francamente mal.

El de anoche fue un claro ejemplo de esto último. Los extraordinarios porcentajes de tiro de los visitantes no sólo se pueden explicar a partir de una noche en vena, también hay que analizarlos desde la falta de tensión defensiva del equipo local.

Sólo así es explicable que tu rival anote un 55,1% en el tiro de campo y 12 de 18 en triples. Que los Nets tenían buena mano anoche lo desvela también su porcentaje de tiros libres: un 86,1% al anotar 31 de los 36 que tuvieron en sus manos.

De este modo, New Jersey ya había incrustado al final del tercer cuarto 85 puntos en la canasta rival, y los Hawks llevaban camino, como así fue, de su tercera derrota consecutiva.

También los Nets habían encadenado 3 derrotas seguidas. Pero eso fue cuando perdieron a Devin Harris por una lesión.

Ahora, con su base titular al mismo o mejor nivel que antes de lesionarse, los de Nueva Jersey encaran el futuro con mayor optimismo.

En Dallas se deben estar tirando de los pelos. Dejaron escapar al joven Harris para hacerse con los servicios del veterano Kidd. Los números desprestigian esa operación, y los años. Harris es un fantástico base cargado de futuro y Kidd es un fantástico base cargado de pasado.

La exhibición del dúo exterior de New Jersey, donde volvió a ser baja por lesión Nájera, fue extraordinaria. Harris acabó con 33 puntos, 10 asistencias y 1 sola pérdida. Y Vince Carter consiguió 29 puntos y 5 asistencias, anotando 5 triples de 8 intentos. Ambos lanzaron con gran acierto y no abusaron del tiro.

Junto a ellos emergió un trío de suplentes de gran solvencia: Dooling, Hayes y el sorprendente novato Ryan Anderson, que ha realizado dos grandes partidos ante Atlanta –ayer 17 puntos e infalible en el triple-. Mientras, Jarvis Hayes (ex Detroit) también completó un buen partido, aunque tuvo que abandonarlo prematuramente al chocar con su compañero Brook Lopez. La lesión no parece grave.

En Atlanta, Joe Johnson fue el más destacado por enésima noche consecutiva –31 puntos, 5 asistencias y 5 triples-. Bibby, Murray, Williams y Horford alcanzaron la decena. El jugador dominicano acabó con 12 puntos y 6 rebotes en 39 minutos tras anotar 5 de los 10 tiros de 2 que hizo.

Milwaukee 97 Boston 102 (tras prórroga)

Charlie Villanueva fue baja nuevamente en los Bucks debido a una lesión. A pesar de ello, y de la ausencia de Redd, Milwaukee peleó hasta el fin para intentar doblegar a los Celtics, equipo al que llevó al tiempo extra.

Ha sido esta la segunda prórroga consecutiva –jugadas en dos días seguidos- que disputan los Bucks. Dos prórrogas que han venido marcadas por la distinta enjundia de sus contrincantes: Memphis y Boston. Y es que si el viernes se impusieron a Memphis, ayer sábado la suerte fue esquiva y cayeron derrotados ante Boston, un equipo con mucho más oficio que los Grizzlies en los finales apretados.

Lo peor de la derrota no fue la derrota en sí, sino cómo se produjo. Y es que la jugada decisiva de la prórroga resultó incoherente, una resolución absurda que allanó el camino a los visitantes.

Pero vayamos por partes. Primero hay que destacar el jugadón individual que se marcó Luke Ridnour para llevar el partido a la prórroga. Su equipo perdía 91-93 cuando el base local botó el balón a 9 metros de la canasta y penetró en un fantástico uno contra uno teniendo como opositor a Ray Allen. Ridnour aprovechó su velocidad para entrar a canasta y empatar el partido ante la reacción estática de la defensa céltica, en la que ningún jugador se aventuró a ayudar a Allen.

Ésta fue la cara brillante de los Bucks. La absurda llegaría 5 minutos después, al final del tiempo extra.

Boston se había adelantado 97-100 y quedaban 10 segundos. Posesión para Milwaukee y el equipo de Scott Skiles en vez de tirar de 3 para empatar el partido hace un tiro de 2. El gran culpable fue Joe Alexander, a quien le llega el balón más allá de la línea de 3 y en vez de tirar le pasa la patata caliente a Gadzuric, que estaba a 4 metros del aro y no tiene más remedio que tirar de 2... y además falla. El rostro de Skiles en el banquillo era todo un poema.

De ese modo lamentable los Bucks tiraron por la borda un gran partido en el que lucharon de tú a tú con los campeones.

En Boston, su trío estelar volvió a ser tres cuartas partes del equipo: Pierce (28 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias y 4 de 4 en triples), Ray Allen (27 puntos) y Garnett (15 puntos, 7 rebotes y 4 tapones). Entre los 3 anotaron 70 de los 102 puntos de su equipo.

Mientras, en los Bucks, los mejores fueron el citado Ridnour (19 puntos y decisivo y espectacular toda la noche) y Bogut (20 puntos y 9 rebotes). Su ausencia, la de Bogut, en el final del último cuarto y en la prórroga pudo ser más que importante. Y es que el australiano fue expulsado a 3:58 del final del tiempo reglamentario al ser sancionado con su segunda técnica tras un incidente con Garnett.

Esa tensión se resume en un dato espectacular: los árbitros pitaron 6 técnicas, 2 a Bogut y 4 a Boston (Garnett, Perkins, Powe y su entrenador, Doc Rivers).

Con tensión o sin tensión, los Celtics siguen encaramados en lo más alto. Lo hicieron ganando en Milwaukee a pesar de perder 19 balones, anotar sólo 22 puntos en la pintura y no ser capaces de dominar el rebote. Sin embargo, todos estos datos no tienen importancia si nos detenemos en la cifra clave del encuentro: los locales anotaron 31 de sus 85 intentos a canasta, un horrible 36,5%. Con este desacierto las cosas se hacen más difíciles, se tornan casi imposibles.