Camisetas que hablan: ¿Qué significa la protesta de las jugadoras WNBA en el All-Star?
El All-Star de la WNBA, celebrado el pasado 17 de julio, no solo fue un escaparate de talento, sino también una plataforma de reivindicación

En el emocionante escenario del All-Star de la WNBA, las jugadoras hicieron resonar un mensaje poderoso. Durante el calentamiento en el Gainbridge Fieldhouse de Indianápolis, todas lucieron camisetas negras con la frase “Páguenos lo que nos deben”, un grito unificado por justicia salarial. Este acto, enmarcado en las estancadas negociaciones del convenio colectivo, refleja la lucha de las atletas por un reparto equitativo de los crecientes ingresos de la liga.

Un mensaje claro en el escenario perfecto

El All-Star de la WNBA, celebrado el pasado 17 de julio, no solo fue un escaparate de talento, sino también una plataforma de reivindicación. Las jugadoras, incluidas estrellas como Breanna Stewart y Napheesa Collier, aprovecharon la atención mediática para visibilizar su causa. Las camisetas negras, con su mensaje directo, resonaron en un pabellón abarrotado por 16.000 aficionados que corearon “¡Páguenos lo que nos deben!” durante la entrega del MVP a Collier, quien anotó 36 puntos en la victoria de su equipo (151-131). Incluso jugadoras lesionadas, como Caitlin Clark y Satou Sabally, se unieron a la protesta, reforzando la unidad del colectivo.

La acción no fue espontánea, días antes, una reunión entre la Asociación de Jugadoras (WNBPA) y la liga terminó sin avances, profundizando las tensiones. Las atletas exigen un modelo salarial que refleje el auge económico de la WNBA, impulsado por el fenómeno de jugadoras como Clark y un nuevo contrato televisivo de 2.200 millones de dólares por 11 años. Sin embargo, el salario máximo para 2025 apenas alcanza los 250.000 dólares, una cifra que palidece frente a los ingresos proyectados de 1.000 millones para la liga.

Una lucha por equidad en una liga en auge

La WNBA está viviendo un momento dorado, con audiencias récord, mayor atención mediática y la próxima expansión a ciudades como Portland, Detroit y Filadelfia. Sin embargo, las jugadoras, que son el corazón de este crecimiento, reciben solo el 10% de los ingresos generados, en contraste con el 50% que perciben los jugadores de la NBA. “No hay liga sin nosotras”, afirmó Kelsey Plum, base de Los Angeles Sparks, resumiendo el sentir del vestuario. Las atletas no piden equiparar salarios con la NBA, sino un reparto justo que crezca con los ingresos de la liga.

Nneka Ogwumike, presidenta de la WNBPA, destacó la necesidad de un sistema salarial dinámico, en lugar del porcentaje fijo propuesto por la liga. El actual convenio, que expira el 31 de octubre de 2025, no refleja el valor de mercado de las jugadoras, quienes han transformado la WNBA con su talento y carisma. El nuevo acuerdo televisivo, que elevará los ingresos por derechos de 45 a 200 millones anuales a partir de 2026, intensifica la urgencia de esta demanda. Un aumento de solo el 2% en el reparto podría multiplicar significativamente el tope salarial, pero la liga se mantiene firme.

La protesta en el All-Star no solo captó la atención de los aficionados, también potenció la lucha por la equidad. Las jugadoras, respaldadas por una afición que abarrotó el pabellón, dejaron claro que no se conformarán con migajas. Su mensaje trasciende el deporte: es una exigencia de reconocimiento por su trabajo en una liga que crece gracias a su esfuerzo.

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