
Damian Lillard, el ícono de Portland, ha regresado a los Trail Blazers con un contrato que no solo marca un emotivo retorno, sino que redefine las finanzas de la NBA. Tras dos años con los Bucks y una lesión que lo marginará en 2025-26, su nuevo acuerdo de tres años y 42 millones de dólares, sumado a los 113 millones garantizados por Milwaukee, lo convierte en un caso único. ¿Cómo impactará este movimiento?
Un contrato histórico con un impacto financiero sin precedentes
El regreso de Damian Lillard a Portland no es solo un cuento de hadas deportivo; es una jugada maestra en términos económicos. Según ESPN, Lillard firmó un contrato de tres años por 42 millones con los Blazers, que incluye una opción de jugador para 2027-28 y una cláusula de no traspaso, una rareza compartida solo con LeBron James. Pero lo que realmente asombra es la estructura financiera: para la temporada 2025-26, Lillard cobrará 70 millones entre el nuevo acuerdo y el dinero estirado de los Bucks, que cubren 113 millones de su contrato anterior durante cinco años. Esto significa que, en dos años, acumulará 141 millones antes de poder optar por salirse en 2027.
Este arreglo es un testimonio de la lealtad de Lillard a Portland, donde resides su familia, y de su astucia negociadora. Tras una rotura de tendón de Aquiles en abril de 2025 contra Indiana, el base de 35 años usará la próxima temporada para rehabilitarse, sin presión de volver antes de marzo de 2026. Su agente, Aaron Goodwin, destacó que estar cerca de sus tres hijos fue el factor decisivo, un detalle humano que resuena con los aficionados de Rip City.
El acuerdo también beneficia a Portland. Al usar una exención de nivel medio, los Blazers evitan el impuesto de lujo, pagando a Lillard 14 millones anuales además de los 22.5 millones anuales de Milwaukee. Este movimiento estratégico permite a Portland mantener flexibilidad para futuros fichajes, especialmente si logran mover el contrato de Jerami Grant, que pesa en su nómina.
Un regreso con más corazón que cancha
Más allá de los números, el retorno de Damian Lillard es una historia de conexión emocional. Durante 11 temporadas, Lillard fue el alma de los Blazers, liderando la franquicia en puntos (19.376) y triples (2.387), y dejando momentos imborrables como su tiro ganador de 37 pies contra Oklahoma City en 2019. Su salida en 2023, tras pedir un traspaso que lo llevó a Milwaukee, dejó cicatrices. Ahora, con un equipo joven que incluye a Scoot Henderson, Jrue Holiday y Deni Avdija, Lillard no solo aporta veteranía, sino un lazo con la comunidad que trasciende el básquetbol.
Sin embargo, su impacto inmediato será limitado. La lesión de Aquiles, sufrida en un esfuerzo por un rebote ofensivo contra los Pacers, lo puede mantener fuera hasta 2026-27, su historial reciente de 58 partidos en 2024-25 por una trombosis venosa, levanta dudas sobre su durabilidad. Aun así, sus 24.9 puntos y 7.1 asistencias en Milwaukee muestran que, cuando está sano, sigue siendo un anotador élite.
Con Holiday y jóvenes talentos, los Blazers apuestan por una reconstrucción competitiva. La cláusula de no traspaso garantiza que Lillard controle su destino, un guiño a su lealtad. Mientras los aficionados sueñan con verlo de nuevo señalando su muñeca, la pregunta persiste: ¿podrá Lillard, a sus 36 años, volver a su mejor versión y llevar a Portland a los playoffs?