
Bronny James, el joven heredero de un destacado legado, encendió Las Vegas con destellos de su potencial en la NBA Summer League 2025. Tras una temporada de novato opacada por minutos escasos, el escolta de los Lakers mostró un progreso que ha avivado debates: ¿es un diamante en bruto o aún está lejos de brillar? Su actuación final dejó más preguntas que respuestas.
Un destello de confianza en la cancha
En el Thomas & Mack Center, Bronny James se robó los focos con una actuación que marcó un antes y un después en su joven carrera. Frente a los Clippers, anotó 17 puntos, con un eficiente 6 de 10 en tiros de campo y 3 de 5 en triples, añadiendo cinco rebotes y cinco asistencias. Antes de este encuentro, su agresividad fue evidente desde el salto inicial ante los Mavericks, desafiando a Cooper Flagg, la primera selección del draft, con un fadeaway y un triple que levantaron al público arrancando el duelo.
Esta explosión ofensiva no fue aislada, contra los Celtics, Bronny brilló con 18 puntos, un 57% en tiros de campo, tres rebotes y cinco asistencias, aunque sus ocho pérdidas reflejaron su inexperiencia. En lo que respecta al porcentaje de triples en la Summer League, tuvo un mejor desempeño que Stephen Curry (32.5%) registrando un sólido 36.6 %. Este dato, aunque simbólico, encendió comparaciones audaces. Sin embargo, su ausencia en el último partido contra Denver, una decisión de los Lakers para evitar lesiones, dejó a los aficionados con ganas de más.
La evolución de Bronny fue notable. Tras un año de novato con solo 2.7 puntos y 0.7 rebotes en 27 juegos, su confianza en Las Vegas marcó un cambio. Su manejo en el pick-and-roll, su selección de tiro y su iniciativa defensiva, sugieren que está listo para asumir un rol más relevante. Pero la profundidad en la posición de escolta de los Lakers, con jugadores como Austin Reaves y Gabe Vincent, plantea un desafío: ¿podrá ganarse minutos en un equipo que aspira al título?
¿El comienzo de una nueva historia?
La narrativa de Bronny James no se limita a las estadísticas. Cada pase, cada triple, lleva el peso de ser el hijo de LeBron James, una presión que ha enfrentado con madurez. En Las Vegas, mostró destellos de creatividad y calma, cualidades que los Lakers buscan en su segunda unidad. Su capacidad para generar jugadas y su mejoría como tirador con un 36.6% en triples frente al 32.5% de Curry en su Summer League alimentan la esperanza de que pueda forjar su propio camino. Sin embargo, las expectativas son un arma de doble filo.
Aunque superó las dudas iniciales sobre si su lugar en la NBA era mérito propio o un reflejo del apellido James, su impacto sigue siendo limitado. Las ocho pérdidas contra Boston y su ausencia en el cierre contra Denver recuerdan que aún está en desarrollo. Con LeBron acercándose al ocaso de su carrera, la pregunta persiste: ¿podrá Bronny compartir la cancha con su padre como un contribuyente clave? Su rendimiento en la Summer League fue un paso adelante, pero el verdadero desafío comienza en el training camp. Los Lakers, con su sed de ambición, esperan que Bronny no solo cumpla, sino que sorprenda.