La NBA enfrenta un desafío crítico tras una temporada marcada por lesiones devastadoras
La campaña 2024-25 será recordada como una de las más complicadas en términos de lesiones en la NBA

La NBA enfrenta un desafío crítico tras una temporada marcada por lesiones devastadoras que han sacudido a franquicias y aficionados. Las roturas de tendón de Aquiles de Tyrese Haliburton, Jayson Tatum, Damian Lillard, Isaiah Jackson, Dejounte Murray, James Wiseman, Dru Smith y Richaun Holmes han puesto en el centro del debate la exigencia física de la liga. Estas bajas no solo afectan a los jugadores, sino que alteran el destino de equipos enteros.

Una temporada llena de lesiones

La campaña 2024-25 será recordada como una de las más complicadas en términos de lesiones en la NBA. Ocho jugadores, incluidos nombres de élite como Haliburton, Tatum y Lillard, sufrieron roturas del tendón de Aquiles, una lesión que puede truncar carreras y cambiar el rumbo de franquicias. El caso de Haliburton, de apenas 25 años, fue especialmente doloroso. En el séptimo partido de las Finales contra Oklahoma City, el base de los Pacers colapsó en la cancha, golpeando el suelo con desesperación tras un latigazo en su pantorrilla. Su lesión, ocurrida en un momento crucial, no solo frustró las aspiraciones de Indiana, sino que dejó en el aire preguntas sobre su futuro, con un contrato de 244.6 millones de dólares en juego.

Tatum y Lillard, líderes de Celtics y Bucks, también vieron sus temporadas interrumpidas por esta lesión, generando incertidumbre en sus equipos. Otros, como Murray (Pelicans), Wiseman y Jackson (Pacers), Holmes y Smith (Heat), completan una lista alarmante. Estas roturas no son aisladas; reflejan un patrón preocupante. La transición de una temporada regular pausada a unos playoffs de máxima intensidad parece ser un factor clave. El contraste entre el ritmo moderado de los 82 partidos y la explosividad de la postemporada, sumado al estrés, los viajes y la acumulación de minutos, pone a los cuerpos al límite. Casos históricos como los de Kevin Durant (2019), Kobe Bryant (2013) o DeMarcus Cousins (2018) muestran que, aunque algunos regresan, otros nunca recuperan su nivel.

¿Debería la NBA hacer algo al respecto?

La pregunta que resuena en la liga es si se puede prevenir esta ola de lesiones. Expertos y aficionados señalan que el calendario actual, con 82 partidos comprimidos y una postemporada implacable, podría estar contribuyendo al problema. Propuestas como reducir la temporada regular, extender el calendario para permitir más descanso, acortar los partidos a 40 minutos o flexibilizar las reglas de load management han ganado fuerza. También se ha cuestionado el requisito de jugar al menos 65 partidos para optar a premios individuales, que podría estar presionando a las estrellas a forzar su físico.

Sin embargo, el comisionado Adam Silver, antes de las Finales, minimizó la gravedad del problema, afirmando que las lesiones en los playoffs de 2025 fueron de las más bajas en una década. Esta postura contrasta con la realidad de las ocho roturas de Aquiles, que han generado un impacto emocional y competitivo significativo. La lesión de Haliburton, por ejemplo, no solo afectó a los Pacers, sino que podría influir en decisiones de jugadores como Pascal Siakam, mientras que las bajas de Tatum y Lillard plantean dudas sobre el futuro de Jaylen Brown en Boston o Giannis Antetokounmpo en Milwaukee. En Indiana, la posible renovación de Myles Turner y el riesgo de entrar en el impuesto de lujo añaden presión a una franquicia que perdió a su estrella en el momento decisivo.

La NBA debe equilibrar espectáculo y salud. Los avances médicos ofrecen esperanza, como en el caso de Durant, quien regresó a un nivel élite tras su lesión, pero no todos tienen la misma suerte. La liga necesita analizar si el modelo actual es sostenible o si, como sugieren algunos, el precio de la intensidad de los playoffs es demasiado alto.

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