Ni Nike ni Adidas ni Under Armour quisieron saber nada de Lonzo Ball. En realidad, huyeron a la carrera de su padre, LaVar Ball. Y no es de extrañar. El progenitor del jugador de UCLA no gana para titulares. Casi siempre negativos.
Su último disparate radica en las primeras zapatillas de su hijo Lonzo en el mercado. Las ha tenido que comercializar la marca Big Baller Brand. Es decir, la marca propiedad de LaVar. El diseño no se puede decir que sea agraciado. Se trata de un modelo sin gracia. Falto de imaginación y belleza. Casi deprimente. Se llaman Z02 Prime. Pero lo peor es su precio.
Las zapatillas más baratas cuestan 495 dólares. Y el modelo más caro se dispara hasta los 995 dólares. Unos precios desorbitados que dejan a las zapas de LeBron James y Stephen Curry en un juego de niños. Las de LeBron cuestan 210 dólares. Las más caras de Steph están en 180.
Todo este panorama con un jugador que aún no es profesional. Y que todo apunta a que ni siquiera será el número 1 del draft.
Las grandes marcas deportivas mundiales no parecen muy felices con LaVar. Un alto directivo de Nike llegó a decir que es lo peor que le ha pasado al baloncesto... ¡en los últimos 100 años! Su desorbitada petición cuando Nike se interesó por Lonzo fue el hazmerreír del deporte. Y así sigue. Provocando titulares. Asombrando a todos con su falta de equilibrio. Dejando a todos petrificados.