En una decisión a la que se ha dado escasa publicidad, el Comité Ejecutivo de la NCAA ha acordado reducir de forma significativa el plazo de que disponen los jugadores que se dan de alta en el draft para dar marcha atrás y regresar a la liga universitaria.
Este año, ese plazo se extiende hasta el próximo 8 de mayo, pero a partir del próximo los jugadores que se apunten al draft sin haber cumplido su ciclo universitario (los conocidos como “early entries”) sólo tendrán tiempo de arrepentirse hasta el primer día del periodo de contratación de primavera, que habitualmente suele ser a mediados de abril.
La reducción de fechas pretende facilitar el trabajo de los entrenadores de la liga universitaria a la hora de planificar sus plantillas para la siguiente temporada en función de los jugadores que vayan a perder o no, pero supone un serio inconveniente para los jugadores, especialmente para aquellos que se apuntan al draft con la intención de tantear el mercado.
A mediados de abril, la temporada regular de la NBA celebra todavía sus últimos partidos y la mayor parte de los equipos no estan en disposición de realizar los clásicos entrenamientos individuales para los jugadores que aspiran a entrar en el draft, unos entrenamientos que permiten a los equipos observar las cualidades de los aspirantes y a éstos hacerse una idea más clara de sus posibilidades en el draft para poder tomar una decisión.
Ahora, esa decisión tendrá que tomarse antes y con menos información si no se quiere perder la oportunidad de seguir jugando en la NCAA, lo que sin duda ayudará a desanimar a más de un jugador ante el riesgo de quedarse en tierra de nadie.