EXJUGADORES

Muere a los 47 años el gigante sudanés Manute Bol

Un fallo hepático termina con la vida del carismático jugador africano

hispanosnba.com |

Los médicos parecían haber llegado a tiempo, pero finalmente la caprichosa muerte les ganó tristemente la partida. Un fallo hepático, consecuencia de la grave dolencia que padecía, terminó el sábado con la vida del gigantesco Manute Bol. Tenía solo 47 años.

El ex jugador sudanés llevaba desde mediados de mayo luchando contra una grave y rara enferemedad, el síndrome de Stevens-Johnson, que se le había declarado en su África natal.

Trasladado a los Estados Unidos para que pudiera tener la mejor atención médica posible, finalmente, y en contra de lo que parecía hace unos días, los intensivos tratamientos médicos aplicados en el Virginia Hospital de Charlottesvile (Virginia) no pudieron lograr su objetivo.

La triste noticia del fallecimiento de Bol ha conmocionado a la NBA, donde era muy querido no sólo por su pasado como jugador sino por la ingente labor humanitaria a favor de su país que había desempeñado desde el momento de su retirada.

Un personaje inolvidable

La imagen de Bol sobre la pista será sin duda inolvidable para todos los que tuvieron la oportunidad de verle jugar. Sus 2,31 metros de estatura sostenidos sobre 2 larguísimas y delgadísimas piernas, pesaba poco más de 100 kilos, le convirtieron en su día en toda una atracción. Era el hombre más alto que hasta entonces había jugado en la NBA y sólo años después, poco antes de su retirada, le igualaría el rumano George Muresan.

Pese a su delgadez y endeblez física, Bol supo labrarse una carrera en el baloncesto profesional aprovechando su enorme estatura y sus larguísimos brazos que le permitieron convertirse en uno de los mejores taponadores de la historia de la NBA y suplir sus evidentes carencias en el juego ofensivo.

Jugó 10 temporadas en la liga, en los Washington Bullets -donde coincidió con ‘Muggsy’ Bogues, el hombre más bajito que ha llegado a jugar en la NBA con su 1,60-, los Golden State Warriors, los Philadelphia 76ers y los Miami Heat. Promedió un increíble ratio de 3,3 tapones por partido en 18,7 minutos de juego.

Tras su retirada en 1994, se entregó por completo -invirtiendo en ello todo el dinero que había ganado a lo largo de su carrera- a la causa humanitaria, la búsqueda de la paz y la defensa de los derechos humanos en su país, azotado por las sequías, el hambre y los conflictos bélicos internos de origen étnico y religioso.

Una labor que ahora continuará la ONG Sudan Sunrise fundada por él, pero en la que ya no podrá participar la larguísima, negrísima y casi siempre sonriente figura de Manute. Se le echará de menos.