Los Hornets han realizado 2 movimientos casi simultáneos en el mercado de traspasos con los que han logrado el que era su objetivo desde hace semanas: que su masa salarial quedase por debajo del umbral de penalización que obliga a pagar la archinombrada ‘luxury-tax’.
Primero enviaron a Devin Brown a los Bulls a cambio del pívot Aaron Gray. Un movimiento con el que perdían a un jugador que ha sido titular en 37 encuentros esta temporada, 9,7 puntos por encuentro, pero cuyo rendimiento, todo hay que decirlo, había ido a menos a medida que avanzaba la campaña.
A cambio, obtienen a Aaron Gray, que apenas ha jugado en Chicago este año, pero que les ayudará en teoría a mejorar uno de sus puntos más débiles, el rebote, y a la vez, aumentan el tiempo de juego disponible para que el novato Marcus Thornton desarrolle su juego.
Los Bulls, por su parte, se hacen con un jugador exterior de calidad que, sin duda, dará profundidad a su juego de perímetro, y a cambio, sólo pierden a un Gray con el que en realidad apenas contaban.
Poco después de anunciar este traspaso, los Hornets hacían público también el envío del otro Brown del equipo, Bobby, a los Clippers a cambio de una futura segunda ronda en 2014. Un movimiento puramente económico, como el traspaso de Hilton Armstrong a Sacramento hace unas semanas, que les permite, por fin, situarse por debajo del umbral de penalizaciones.
Los Clippers andaban buscando un refuerzo para la posición de base, debilitada por las lesiones de Eric Gordon y Sebastian Telfair, y Brown, que este año ha promediado 6,6 puntos y 2,1 asistencias en 22 partidos con los Hornets, era una buena opción dado lo poco que han tenido que desembolsar por él.